ALIMENTACIÓN POSVACACIONES

Verano, vacaciones, encuentros, días de descanso y, muchas veces, de desarreglo alimenticio. Sí, la gran mayoría de nosotros nos vamos de vacaciones y parece que nos olvidamos de todos los buenos hábitos que sostenemos durante el resto del año –e incluso en ocasiones con tratamiento nutricional de un profesional– y comemos lo primero que se nos cruza por el camino. Y claro, ese desarreglo tiene su costo. A la vuelta nos sentimos hinchados, con malestar gastrointestinal y con el exceso de peso que esta conducta acarrea. Cómo explica Silvina Tasat, licenciada en Nutrición (MN 1495) y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), nadie dice que en vacaciones no se comen facturas o más sándwiches o que el helado está más presente, pero como todo es clave el equilibrio. Si uno está bien educado en la alimentación, los buenos hábitos pueden sostenerse y optar, por ejemplo, por viandas más saludables para la playa o lugar donde vacacionemos.

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VOLVER

¿Qué hacer si en las vacaciones nos fuimos de rosca con la comida? Simple y claro: retomar los buenos hábitos alimenticios. Como explica Tasat hay que tratar de sostener lo que hacemos en el año y volver a los hábitos ya aprendidos. No existe ninguna solución mágica, ni existe la desintoxicación –muchas veces leemos dietas Detox posverano– porque nadie está intoxicado. Las personas se intoxican cuando comen una toxina, como fue el caso de las achuras que estaban contaminadas con la salmonella y la Shigella. Estar intoxicado alimentariamente es comer un alimento que tiene un virus, una bacteria, un hongo o un parásito. El cuerpo no se intoxica por comer de más. Lo que sucede en vacaciones es comer exceso de calorías, grasas, azúcares, harinas o lo que sea que la persona haya comido en demasía. Para sentirnos bien es necesario volver a los buenos hábitos, a la alimentación saludable y tomar más agua. Volver a la elección de frutas y verduras, las fibras, proteínas… a una alimentación variada y completa donde no falten grupos de alimentos.  “Si vamos a elegir hidratos de carbono, en vez de harinas blancas refinadas, optar por harinas integrales como panes integrales con semillas, con centeno, de masa madre, etc. Elegir un arroz integral o yamaní en vez de arroz blanco. Optar por un fideo de trigo candeal y sumar legumbres –tenemos un consumo muy bajo– que son alimentos de gran calidad nutricional, etc.”, ejemplifica.

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AGUA QUE BEBER…

En vacaciones también solemos tomar más bebidas azucaradas como gaseosas o jugos. Argentina lamentablemente ostenta el primer puesto de Latinoamérica en consumo de bebidas azucaradas. Por eso, es hay que volver a elegir el agua. Cómo mínimo 2 litros de agua al día (es la recomendación de las guías alimentarias para la población argentina GAPA – elaboradas por el Ministerio de Salud de la Nación). Y si hacemos deporte o los días de mucho calor sumar más cantidad de agua para reponer lo que perdemos por la transpiración.

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SOSTENER Y SOSTENER

Como bien explica Tasat, los hábitos adecuados de alimentación se construyen a lo largo de toda la vida, no es que de un día para otro podemos decir ‘Hoy dejo el azúcar’. Cuesta. Es un proceso. ¿Cómo arrancar? Por ejemplo, si antes a las infusiones le poníamos 3 cucharaditas de azúcar, bajar a 2 y luego 1 hasta que nuestro paladar se pueda acostumbrar al sabor amargo. Porque el paladar se entrena y se educa. Solo a modo de ejemplo: un niño tiene que estar expuesto entre 10 y 15 veces a un alimento hasta que decide que no le gusta o lo incorpora a su alimentación.

“La alimentación es algo que nos atraviesa durante toda la vida. Comemos desde adentro de la panza de nuestras madres, sin saberlo, hasta el último día de nuestras vidas. Debemos tener conciencia de nuestra alimentación”, concluye la profesional.