¿QUÉ ES LA ALIMENTACIÓN CONSCIENTE?

¿QUÉ ES LA ALIMENTACIÓN CONSCIENTE?

Calidad de Vida  -  08/06/2020

Saber qué ingerimos y cómo llega el alimento a nuestro plato.

Comer es una necesidad fisiológica; es combustible que necesita nuestro organismo para funcionar. Pero ¿cómo comemos? ¿Le damos a nuestro organismo lo que necesita? ¿Somos conscientes de cómo lo nutrimos y cómo repercute en nosotros cada cosa que ingerimos? Saber alimentarse conscientemente es tener en cuenta tanto lo que comemos, desde los ingredientes que ingerimos hasta el proceso que hace el alimento para llegar al plato. Y, por otro lado, el contexto en que comemos ya que no es lo mismo comer relajados que comer frente a la computadora terminando un trabajo. “La alimentación consciente es una meditación, porque comer de manera consciente es elegir los alimentos y cocinarlos sabiendo que lo estamos haciendo con todo nuestro foco puesto ahí. Saborear los alimentos, masticarlos, tratar de visualizar todo el recorrido que hace el alimento dentro de nuestro organismo. Comer con los 5 sentidos. Saber que lo que estamos comiendo va a estar nutriendo todas las células de nuestro cuerpo”, explica Piqui Méndez, Health Coach.  Y otro punto en el que hace hincapié la especialista es la relación que tenemos con la comida. Si nos restringimos en todo y no comemos algo porque no “está dentro de la dieta” pero luego toda la semana nos pasamos pensando en eso qué no comimos, eso tampoco es saludable.

Según explica Méndez, la alimentación consciente también implica el concepto de bioindividualidad, porque todos somos distintos y lo que nos puede hacer bien a algunos, puede caerle mal a otros. Por eso es importante llevar un registro de lo que se come y como nos sentimos tanto física como emocionalmente. Llevar ese registro nos va a permitir encontrar patrones de conducta y de comportamiento. “Es bueno hacer el ejercicio de sacar una foto a lo que estamos comiendo y estar solamente ahí, evitando las distracciones. Estamos muy acostumbrados a comer y a mirar la tele o el celular al mismo momento. La comida en sí se transformó en algo como de piloto automático. Como comemos 4 o 5 veces al día, la mente ya sabe lo que tiene que hacer y se dispersa. Se pone a pensar en otra cosa. Está bueno eliminar las distracciones y cuando estamos comiendo, estar focalizados solo en eso”, explica.

Otra de las patas de la alimentación consciente es cocinar lo que comemos. ¿Por qué? En primer lugar, porque tiene nuestra energía. Si cocinamos con amor se traslada a lo que estamos ingiriendo. Pero, por otro lado – y esto es un punto muy importante– porque es muy poco probable que cuando nosotros cocinemos la comida pongamos un montón de aditivos, conservantes o aromatizantes que en general tienen los productos ultra procesados, que son los que no están tan buenos para la salud. Al cocinar nuestros alimentos, en general, estamos poniendo más comida ´real´.  “La comida real es aquella que está lo más cercana posible a la naturaleza: frutas, verduras, semillas, frutos secos, huevos, carnes, pollo, pescado. Esta es la comida que en realidad no tiene lista de ingredientes, sino que es el ingrediente en sí”, explica Méndez.

Entonces cómo debemos pensar nuestra comida. ¿Qué debe tener nuestro plato? Méndez explica que lo primero que debe tener nuestro plato es comida real. Y luego sugiere pensar nuestro plato como el arcoíris. Esto significa asegurarnos que tenga un montón de frutas y vegetales de distintos colores, porque éstos obtienen su color naturalmente de los nutrientes que poseen. Debemos comer varias frutas y verduras de diversos colores a lo largo del día ya que de esa forma le estaremos asegurando gran variedad de nutrientes a nuestra alimentación. Otro punto importante es comer los alimentos de estación porque la naturaleza es sabia y nos da lo que necesitamos en cada momento. Por ejemplo, ahora hay gran cantidad de cítricos que aportan Vitamina C, algo que necesitamos en esta temporada. “Y también sugiero pensar el plato desde la guarnición. Estamos muy acostumbrados a planear desde la carne, pollo o pescado. Como carne con… Si nos animamos a pensar desde la guarnición nos abrimos a un mundo de vegetales, legumbres, cereales, frutos secos… y empezamos a lograr mucha más variedad en nuestra alimentación”, detalla.

 

HAMBRE REAL VS. HAMBRE EMOCIONAL

Con la cuarentena está pasando que hay mucha más hambre emocional. Tenemos la heladera cerca y la abrimos todo el tiempo y picoteamos. “En primer lugar tenemos que identificar si el alimento está cumpliendo otro rol más que el de nutrirnos. En general solemos clasificar al hambre emocional en comer por ansiedad, y hay un montón de adjetivos calificativos detrás de esa ansiedad. Podemos estar comiendo como un ansiolítico o que el rol que está cumpliendo ese alimento sea un antidepresivo, un anti-aburrimiento, un premio o un castigo… Detrás de esa ansiedad hay un montón de cosas que suceden. ¿Estamos ansiosos porque estamos trabajando todo el día, o porque estamos encerrados y tenemos ganas de ver a nuestros amigos, porque nos estamos llevando mal con la gente con la que convivimos…? Debemos identificar qué es lo que hay atrás de esa ansiedad”, detalla Méndez y agrega que al momento de comer hay varios parámetros que nos permiten identificar si estamos comiendo por una cuestión emocional o porque realmente tenemos hambre. Algunas diferencias:

  • HAMBRE REAL

-Llega de a poco.

-Comemos cualquier cosa, desde un brócoli a un garbanzo.

-Cuando estamos satisfechos, paramos.

  • HAMBRE EMOCIONAL

-Llega instantáneamente.

-Generalmente buscamos una cierta textura y un determinado sabor.

-Aunque estemos satisfechos, no podemos parar. Pasamos de salado a dulce, dulce a salado.

-Una vez que paramos, en general viene un sentimiento de culpa.

¿Y como ponerle un freno al hambre emocional? “Cambiar la energía. En general nos sucede cuando estamos como estancados y por lo tanto hay que cambiar la energía, ponernos en movimiento o hacer otra actividad diferente. Cortar con eso que nos está haciendo mal. Y después otro tip es tomar agua. Muchas veces confundimos hambre con deshidratación. Hay que tomar agua antes de comer; uno o dos vasos de agua”, explica.

Por último, Méndez asegura que tenemos que hacernos amigos de los “vegetales dulces” que son aquellos que cuando los cocinamos tienen un sabor dulce, como la batata, papa, boniato, calabaza, zanahoria, cebolla, remolacha. Al incorporarlos a lo largo del día se reducen nuestros antojos de algo dulce no saludable. “Comer comida real reduce los antojos, porque cuando comemos comida chatarra sin nutrientes –como el cuerpo en realidad quiere comer comida que lo nutra–lo que hacemos es estar dándole calorías vacías y nuestro cuerpo nos pide seguir comiendo y comiendo porque no le damos lo que quiere. Sugiero tener en stock antojos saludables como un buen chocolate con un buen porcentaje de cacao, algún budín saludable que hayamos hecho, dátiles, etc.”.

 

Más Info: www.piquimendez.com @piquimendez

 

 

 

 

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