CONSULTOR: ¿CÓMO AYUDA A MI EMPRESA?

Cada vez es más frecuente que las empresas, sobre todo las pymes, contraten consultores. Personas, ajenas a la organización, expertas en una materia que dan su parecer profesionalmente sobre un área puntual o un problema, o sobre la empresa en general. Pero ¿Cuándo es un buen momento para contratar a un consultor? ¿Todas las empresas deben sumar a sus filas, más tarde o temprano, la consultoría? Para la mayoría de las empresas, el momento de contratar a un consultor se da cuando perciben que hay un área que no está funcionando y no pueden ver dónde radica el problema, tienen cierto problema que no pueden resolver, o necesitan una mirada integral externa que les ayude a dar ese salto que les falta. En cuanto a que sea una necesidad de toda empresa, no es una verdad absoluta, pero los especialistas coinciden en que una mirada externa y fresca siempre puede aportar algo bueno y diferente.

Ahora: ¿Cómo buscar el consultor adecuado? ¿Cómo elegir a nuestro aliado ideal? En este punto son varias las alternativas y estrategias de búsqueda por las cuales podemos optar. El clásico referido (que ya trabajó cumpliendo ese rol en otra empresa y funcionó), ir por consultoras formadas y especializadas en ciertos temas, o incluso un excolaborador que ahora se dedica a la consultoría y tiene el plus de conocer el negocio.

 

CLAVES DE LA CONSULTORÍA

Si decidiste que es momento de tener un consultor hay ciertas pautas que tenés que seguir para que la consultoría funcione como vos querés.

PUNTO 1. El consultor debe hacer un estudio y análisis previo de la empresa. Esto es condición sine qua non. Nadie puede realizar una consultoría sin conocer la empresa para la que va a trabajar. Si va a realizar una consultoría integral deberá conocer todos los aspectos y factores que componen la organización, y si es de un determinado departamento o área, se centrará en ese espacio. Estudiar y conocer la empresa implica tener conversaciones y charlas con todos los que la componen (desde los dueños, CEOS y directores, hasta los trabajadores), conocer herramientas, mercados a ocupar, estrategias de marketing y comunicación, y un análisis de la gestión y funcionamiento de la empresa (hábitos, lugares de trabajo, horarios, etc.).

PUNTO 2. Investigar el problema o la necesidad por la que fue contratado. Llega el momento de la acción, entender dónde está el problema o identificar eso que está frenando el crecimiento que la empresa se propone. Incluso, a veces, el consultor puede detectar que no esté fallando nada, sino que es momento de aportar valor añadido a la empresa. Es preciso que tengas en claro que el consultor sabe lo que hace y así puede realizar la investigación para dar con el problema, estudiarlo y darle una solución.

PUNTO 3. Plantear la estrategia a seguir. Luego del análisis es momento de planificar y plantear una estrategia para llevar adelante. ¿Cómo? Se puede realizar una grilla DAFO, que es marcar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades que la empresa que recibe la consultoría tiene respecto de sus competidores, y luego en base a eso direccionar el plan a seguir. Y por supuesto, darle valor añadido, potenciar los factores positivos y explotar aún más las oportunidades.

PUNTO 4. Tiempo de acción. Tiempo de desarrollar el plan diseñado. Momento de poner en práctica lo que se ha ido gestando. Estos cambios deben ser rápidos, bien direccionados y lo más económicos posible. Pueden ir desde nuevos recursos (personal) hasta nuevas metodologías, procesos, etc. Siempre el consultor debe acompañar y visualizar que esto se efectivice.

 

El trabajo del consultor puede terminar en ese momento que deja todo “andando” o puede seguir en la empresa, con consultorías pequeñas cada cierto tiempo, evaluación de la acción, etc. Cada empresa debe ir encontrando la metodología que mejor le aplica.

 

Fuente: ANEC.ES