COLESTEROL

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Calidad de Vida  -  02/07/2020

Cuál es su función en el organismo y por qué es tan importante controlarlo.

Habitualmente escuchamos hablar del colesterol y en los análisis de rutina es un indicador que siempre solicitan los médicos. ¿Por qué es tan importante? Lo primero que debemos saber es que el colesterol es uno de los lípidos o grasas más importantes del organismo. Cumple una función fundamental en la estructura de las membranas de las células de nuestros órganos y sirve como “materia prima” para la síntesis de hormonas sexuales y las de origen suprarrenal (cortisol). También es precursor de los ácidos biliares, que son sustancias que forman parte de la bilis y que facilitan la digestión de los alimentos. Según explica la Dra. Mariela Di Lorenzo (MN 107.433) pediatra especialista en Nutrición y Diabetes del Hospital Alemán, en condiciones normales, casi todo el colesterol de nuestro organismo procede del que absorbemos de los alimentos y del que nuestro hígado fabrica. El colesterol de la dieta pasa a la sangre, donde es transportado por unas proteínas especialmente diseñadas para ello, las lipoproteínas, y entonces es distribuido hacia los diversos órganos y sistemas del cuerpo. Como vemos, es ¡súper importante! Entonces, ¿dónde está el problema? ¿Por qué a veces se habla de colesterol bueno y colesterol malo? “Popularmente se denomina como ´colesterol bueno´ al HDL (alta densidad lipoproteica, por sus siglas en inglés) y es aquel que por su peso y densidad cumple una función de barrido o limpieza de las partículas grasas y nocivas que circulan por el aparato cardiovascular. Por otro lado, encontramos al ´colesterol malo´, representado por sus siglas LDL (baja densidad lipoproteica). Este, cuando esta elevado, tiene un efecto deletéreo sobre la salud de nuestras arterias generando las llamadas placas ateroescleróticas que las obstruyen. Los niveles alterados de estos lípidos en sangre (dislipemia) junto a la diabetes, la hipertensión arterial, el tabaquismo, el sedentarismo y el sobrepeso son los principales factores de riesgo de padecer enfermedad cardiovascular, la principal causa de mortalidad en la población”, detalla la especialista y es justamente en este punto donde radica la importancia de controlar nuestro colesterol para que no se eleve más de lo deseado.

 

QUÉ TENER EN CUENTA

Los valores de colesterol, tanto el HDL como el LDL se alteran por ciertos factores o acciones, algunos modificables y otros no. El caso de la genética, por ejemplo, no es modificable, pero el diagnóstico temprano en la infancia de las Hipercolesterolemias familiares es fundamental ya que mejora notablemente el pronóstico con tratamiento hipolipemiante. Por otro lado, los hábitos alimentarios y el sedentarismo son cosas que están en nuestro ámbito de control. Los malos hábitos alimentarios como la ingesta de productos ultraprocesados, dieta rica en grasas animales y baja en fibra, entre otros, conllevan un incremento del LDL. Asimismo, el sedentarismo se asocia a niveles bajos de HDL. “Idealmente los valores de colesterol total deberían estar entre 150 y 200mg/dl, aunque estos valores deben adecuarse a la edad y enfermedades concomitantes del paciente por lo que la consulta con el médico es necesaria”, explica Di Lorenzo.

Tanto para la prevención como para corregir la dislipemia los hábitos alimentarios son fundamentales. Por eso se sugiere:

  • Aumentar el consumo de vegetales, frutas, legumbres, granos enteros, frutos secos, fibra soluble y de algunos pescados.
  • Limitar el consumo de grasa animal, incluidos los lácteos ricos en grasa como también los alimentos elaborados con azúcares.
  • Mantenerse sin sobrepeso u obesidad.
  • Realizar ejercicio físico regularmente.
  • Evitar el tabaquismo.

A su vez, la especialista aclara que hay situaciones en las que se requiere medicación para lograr valores de colesterol adecuados y que los controles periódicos son indispensables. “Para sentirnos mejor encontrar la forma de seguir una alimentación saludable es primordial. Lograr un equilibrio sin caer en dietas mágicas y difíciles de sostener es fundamental para mantenernos sanos y fuertes. Generar hábitos saludables tanto de alimentación como de actividad física es la clave”, detalla la especialista.

 

AISLAMIENTO Y COLESTEROL

La cuarentena, sin duda, ha repercutido en los hábitos de las personas: disminución de la actividad física, ingestas más desorganizadas tanto en horarios como en calidad y cantidad; aumento del consumo de alimentos conocidos como ´hedónicos´ (generalmente más ricos en grasas, sodio y azúcares); mayor consumo de alcohol. Y todo ello puede llevar a que los parámetros de laboratorio se alteren”, detalla Di Lorenzo.

Sin embargo, la especialista asegura que esta “nueva normalidad” nos da una oportunidad. ¿A qué se refiere? Podemos planificar el menú semanal; tenemos más tiempo para preparar las comidas; podemos seleccionar mejor y más conscientemente lo que vamos a comer y hacer. “También programar un momento del día para hacer ejercicio. En la planificación está el secreto. El cambio en la rutina de actividades podría incluso representar una oportunidad para dejar el hábito tabáquico.  Siempre es importante contar con el asesoramiento de un profesional de confianza”, concluye.

 

 

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