¿QUÉ ES LA TECNOPATÍA Y CÓMO PUEDE AFECTARNOS?

¿QUÉ ES LA TECNOPATÍA Y CÓMO PUEDE AFECTARNOS?

Calidad de Vida  -  26/08/2020

Consejos para descubrir de qué se trata esta patología tan frecuente en esta época.

Si bien durante estos últimos meses, producto de la pandemia de COVID-19, las tecnologías han sido de gran ayuda para mantenernos conectados, activos y trabajando, la verdad es que estamos haciendo uso y abuso de las tecnologías desde hace tiempo. La era digital nos ha atravesado con fuerza, más allá de la cuarentena, donde por supuesto todo se exacerbó, ya que el contacto con otros y la conexión de los cuerpos está fuertemente limitado.

Según explica la licenciada Mirta Petrollini, Docente y Supervisora de la Institución Fernando Ulloa, las investigaciones respecto de la dependencia o uso excesivo de los elementos electrónicos y sus consecuencias no tienen un consenso aún. Sin embargo, el criterio más utilizado que es el DSM5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales), en su capítulo referido a las adicciones solo reconoce el juego compulsivo como una conducta adictiva considerando al resto de los desórdenes como “Trastornos Impulsivos”.

Pero ¿Un uso abusivo de los celulares, Tablet, computadoras, ansiedad por los mensajes, controlar las redes sociales durante el día y hasta la noche, puede ser calificado como adictivo?  “Hablamos de una dependencia problemática y excesiva de la conectividad por Internet y de las redes sociales llamada Ciberadicción o Tecnofobia (fobia debida al desarrollo tecnológico). Investigaciones realizadas en el NCBI (Centro Nacional para la Información Biotecnológica, una rama de los Institutos Nacionales de Salud o NIH) proponen la adicción al celular como una de las grandes adicciones de este siglo”, detalla Petrollini.

Es así como han surgido diferentes términos que reflejan esta problemática. Entre ellos:

-NOMOFOBIA (no Mobile phobia): trastorno de ansiedad provocado por el temor de quedar sin la conexión del celular. La causa se debe al excesivo uso del celular y se encuentra en personas que previamente padecen: ansiedad social y baja autoestima. ¿Sus síntomas? Ansiedad, alteración respiratoria, temblor, agitación, desorientación, taquicardia.

-PHUBBING: implica menospreciar o ignorar a quienes están con nosotros por mirar constantemente el celular. Lo padecen una gran proporción de adolescentes y jóvenes.

-FOMO (Fear Of Missing Out): temor de perderse algo que los otros hacen. Se aplica a las redes sociales, las noticias o a la vida en general. Por ejemplo: ansiedad por quedar desconectado o fuera de las redes sociales en acontecimientos gratificantes. Síntomas: conductas impulsivas relativas a las decisiones.

FOBO (Fear of better options):  Miedo por no elegir la mejor opción posible. Implica una dificultad en la toma de decisiones por la exigencia de realizar “solo” la mejor opción posible. Por ejemplo: en el intento de elegir solo la mejor opción se agranda la duda y la indecisión.

TEXTAPHRENIA: Falsa sensación de recibir un mensaje de texto o llamada y consecuente ansiedad por no responder los mensajes de texto.

 

¿CÓMO DARNOS CUENTA?

Para Petrollini un criterio para evaluar si un comportamiento es adictivo y compulsivo, es el uso progresivo y excluyente de otras actividades causando daño físico, mental y social.  Por ejemplo, en el caso del celular se trata de una excesiva y descontrolada dedicación (aún durante la noche) asociada a problemas de sueño, ansiedad, estrés y depresión. Por otro lado, si se lo intenta limitar, provoca disforia, irritabilidad, malhumor y ansiedad.

Podríamos decir que hay una relación inversa entre el excesivo uso del celular y sus accesorios, la salud mental y los hábitos saludables. Esto nos coloca en un dilema: lo que nos ayuda a crecer requiere de tolerancia, aceptar las dificultades, soportar frustraciones y poder intentarlo nuevamente. Es una puesta a prueba (no sin cierta dosis de angustia e incertidumbre) de nuestro narcisismo y resiliencia. En cambio, las conductas adictivas o abusivas proveen rápida respuesta a la angustia y utiliza objetos y sustancias que tenemos cerca (aparatos electrónicos, comida, alcohol, etc.)”, ejemplifica la especialista.

Algunos ejemplos para diferenciar si estamos ante una conducta adictiva o no:

-No es lo mismo leer un artículo en Wikipedia, hacer un curso virtual, ver en YouTube un reportaje, etc., que entrar y salir infinitamente de alguna red social por el temor de perdernos algo durante el día.

-No es lo mismo dedicar tiempo a la lectura (sea un e-book o en papel), que rápidamente leer titulares, mensajes o anuncios televisivos urgentes, sin detenimiento.

-No es lo mismo hablar con amigos en forma virtual compartiendo un cumpleaños o bebiendo, que enviar y recibir textos abreviados o comer sin medida en soledad.

Por eso, como en todo ámbito, hay que intentar buscar el equilibrio también con la tecnología y poder diferenciar conectividad necesaria para realizar un trabajo, asistencia a clases o llamadas con familiares y amigos, de un uso excesivo y no controlado. “No se debe confundir el medio con el fin, no es el teléfono o la computadora en sí mismos, sino ¿para qué fin son utilizados? ¿por cuánto tiempo?”, argumenta y explica dos variables:

Distracción/Interrupción:  Antes de la pandemia se organizaba un horario para una reunión social y luego se llevaba a cabo en otro lugar. Ahora es útil tener diferenciados los horarios dedicados al trabajo, otros a las llamadas familiares o sociales porque todo ocurre en el mismo lugar y con el mismo medio electrónico. Conviene evitar la constante interrupción o disrupción de los mensajes, y la necesidad de respuesta inmediata a los mismos. Un modo para evitarlo es desactivar las notificaciones automáticas para leerlas en los momentos en que cada uno decida.

Conexión/Desconexión: Dado que hay que estar conectados determinada cantidad de horas por razones laborales o escolares, conviene reservar un tiempo para conectarse con la familia, los amigos, ver una serie, etc. El mismo aparato que nos conecta, nos puede desconectar de la vida social y afectiva.

En resumen, la clave es el modo en que utilizamos los objetos o si somos utilizados por ellos. Como dice Clarice Lispector: “Las personas más felices no tienen las mejores cosas …. son las que saben encontrar las mejores oportunidades que aparecen en sus caminos”.

 

 

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