MOVIMIENTO SLOW

MOVIMIENTO SLOW

Calidad de Vida  -  08/07/2021

hombre meditando

¿Qué es la cultura slow y cómo puede beneficiarnos?

En el año 2004, el periodista y escritor Carl Honoré publicó el libro “Elogio a la lentitud” que rápidamente se convirtió en bestseller global y llevó a su autor a ser reconocido como el gurú del movimiento slow, cultura que ya existía y que había empezado varias décadas atrás en Italia ligada a la comida. Honoré, con su libro, multiplicó por todo el globo esta necesidad de desacelerar en un mundo que cada vez iba más veloz. Así nacieron el slow food, las ciudades slow… todo con la misma filosofía. Descubrir en lo lento, un concepto tan vapuleado, lo mejor de la vida.
Entre fines del 2019 y principios del 2020, sin esperarlo, la vida lenta irrumpió sin aviso en todo el planeta. Tuvimos que frenar de manera impuesta, quedarnos en nuestros hogares y bajarnos de esa carrera frenética del día a día. Según el mismo Honoré declaró en los últimos tiempos, la pandemia nos ha dejado inmersos en un taller de lentitud impuesto que nos está rehumanizando. Y cree que esta experiencia triste de la pandemia tiene un lado luminoso: redescubrir el placer de estar con otros, pasar más tiempo con hijos, parejas, etc. Está convencido que esta lentitud forzada que adquirimos por la cuarentena nos va a dejar hábitos nuevos. Por supuesto, Honoré no desconoce el lado negativo de esta situación como la gente sin trabajo, la no generación de ingresos, la lejanía de los seres queridos y, claro, la pérdida irreparable de vidas. Pero ve en esta etapa una gran posibilidad de quedarnos con lo bueno.

VIDA LENTA NECESARIA
Llegamos a la pandemia como sociedad en un punto de inflexión y de eso nadie tiene la menor duda. Como sociedad ya hacía tiempo nos veníamos replanteando temas fundamentales como nuestra relación con el medioambiente, nuestra alimentación y los tiempos para nosotros. Necesitábamos frenar en un mundo que iba y, muchas veces, sigue yendo demasiado veloz. Necesitábamos encontrar el equilibrio. Aceptar que uno vive mejor cuando hace menos y no está todo el día corriendo de aquí para allá. Es cierto que el freno fue abrupto y no como lo queríamos. Pero es lo que pasó. Ahora, ¿Cómo aprender y sacar algo bueno de esta pandemia tan terrible? Esta situación nos ha permitido sacarnos la venda de los ojos. Ver lo bueno y lo malo. Lo que nos hace bien y lo que no. Arribamos a la pandemia “infectados” por el virus de la prisa, el consumo y la juventud eterna. Es mandatorio usar el autoconocimiento que nos está dejando a cada uno esta experiencia para hacer algún cambio de aquí en más. No podemos seguir en esa carrera eterna, atrás de una zanahoria inalcanzable. Tenemos que frenar las veces que sean necesarias para ir más lento, replantear y seguir el camino tranquilo que podemos tener en esta vida. Dejar guardadas palabras como “ya”, “inmediato”, “urgente” que nos llevan a vivir corriendo. Como ha dicho Carl Honoré muchas veces: “Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo, pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida”.
Es tiempo de reflexionar, desacelerar y vivir un poco más lento. ¿Te animás a frenar de manera consciente?

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