¿ANSIEDAD, ESTRÉS O FOBIA?

¿ANSIEDAD, ESTRÉS O FOBIA?

Calidad de Vida  -  08/06/2023

Cómo distinguirlos y qué hacer para mitigar su impacto.

En esta época vertiginosa que nos toca vivir es moneda corriente escuchar términos como estrés, ansiedad o fobia. Parece que estos trastornos atraviesan a gran parte de la población y nos preguntamos muchas veces por qué. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿A qué se debe que cada vez estén más presentes? Como afirma el licenciado Nicolás Cepeda, Integrante del Departamento de Psicoterapia Cognitiva de INECO y especialista en trastornos de ansiedad, una posible respuesta a esta cuestión podría ser –como plantea el filósofo Byung-Chul Han– que vivimos en una ‘sociedad de rendimiento’ que promueve autoexigencias permanentes, elevadas y generalizadas para alcanzar el logro y el éxito, que pueden llegar al extremo de la ‘autoexplotación’. Por lo tanto, no poder cumplir con estas exigencias supone una amenaza que genera, a su vez, estrés y ansiedad.


ENTENDER DE QUÉ SE TRATA

Para poder afrontarlos es importante comprender de qué hablamos cuando decimos estrés, ansiedad o fobias. Conocer cada uno y poder diferenciarlos, es la clave para tomar cartas en el asunto y prender las alertas en el momento justo. Cepeda las explica así:

Estrés: es el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. Estas reacciones dependen de cómo un individuo percibe una demanda ambiental y, a la vez, de cómo este percibe sus recursos para afrontarla. “Cuando las demandas son percibidas como amenaza o desafío, son causa de estrés. Sin embargo, cuando la intensidad de la reacción es moderada, el estrés cumple una función adaptativa. Esto nos ayuda a resolver un problema o nos permite acercarnos a nuestras metas”, explica Cepeda. En estos casos se habla de estrés o estrés positivo. Algunos ejemplos podrían ser: tener una entrevista de trabajo, afrontar un examen, presentar un proyecto con una fecha de entrega determinada, etc.

Por otra parte, cuando la intensidad de la reacción es elevada o la duración prolongada, hablamos de distrés o estrés negativo. Los niveles prolongados y elevados de estrés provocan malestar, frustración, sensación de impotencia y fatiga. Estos pueden causar un impacto a nivel físico, psicológico, social o laboral y, en algunos casos, llevar a desarrollar trastornos mentales”, argumenta. Algunos ejemplos de estímulos que podrían generar este tipo de estrés son: enfermedad crónica propia, la enfermedad de algún ser querido, una mala relación de pareja, trabajo crónicamente estresante, entre otros.

Ansiedad: es una respuesta anticipatoria (normal) a la percepción de una amenaza futura, en la que se teme que exista una consecuencia negativa. “La ansiedad tiene manifestación emocional; cognitiva, tal como los pensamientos de preocupación; fisiológica, como la tensión muscular; y conductual, como los comportamientos cautelosos o evitativos”, detalla el especialista.

Fobias: son un trastorno de ansiedad. “Trastorno quiere decir que la ansiedad es excesiva, por su intensidad o duración. Por lo tanto, se vuelve perturbadora para la persona generándole malestar y dificultando el afrontamiento adecuado de la amenaza percibida”, detalla Cepeda. Y explica que lo excesivo está relacionado con sesgos en la evaluación de la consecuencia negativa. Podríamos dividir esos sesgos en términos de gravedad (se exagera su gravedad: “sería terrible”); en términos de probabilidad (se exagera la probabilidad de que pueda ocurrir) y de los recursos disponibles para afrontarlas (los cuales se minimizan, concluyendo la persona en pensamientos tales como, por ejemplo, “no lo podría tolerar”).


SU RELACIÓN CON TEMAS DE SALUD

Estos trastornos pueden relacionarse entre sí. Como explica Cepeda, el estrés se convierte en estado emocional de ansiedad cuando se percibe una amenaza futura. Y con la pandemia, parece que estas situaciones se incrementaron. Según un estudio publicado por la OMS* el año pasado, se concluyó que la evidencia sugiere que la pandemia y las medidas de salud pública han llevado a un aumento mundial en los problemas de salud mental, incluyendo la depresión y la ansiedad.  

Por otro lado, los trastornos de ansiedad más comunes en estos tiempos, relacionados con la salud, están vinculados con las preocupaciones somáticas. “Entre ellas se encuentran el temor a sensaciones corporales normales, pero desagradables como, por ejemplo, la taquicardia, mareos, dificultad para respirar, etc. También el temor a enfermedades graves y mortales como lo son el cáncer o la cardiopatía, y el temor a la contaminación química (tóxicos) o biológica (gérmenes)”, detalla el profesional.


IDENTIFICAR Y ACCIONAR

Es importante, con todo lo mencionado anteriormente, poder reconocerlos y tomar cartas en el asunto. Debemos saber que los trastornos de ansiedad pueden identificarse por su persistencia y su efecto perturbador que se traduce en elevado malestar emocional y disfuncionalidad. “La terapia cognitivo-conductual (TCC) es el enfoque terapéutico con mayor respaldo de evidencia para el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Por lo tanto, se sugiere la consulta con un profesional de la salud mental especializado en esta orientación”, concluye.

Más información en www.ineco.org.ar

*World Health Organization. (2022). Mental health and COVID-19: early evidence of thepandemic’s impact: scientific brief, 2 March 2022. World Health Organization. https://apps.who.int/iris/handle/10665/352189.  Licencia: CC BY-NC-SA 3.0 IGO

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