Cómo tratarlo y vivir sin síntomas.
OBSESIONES Y COMPULSIONES
Entender de qué estamos hablando es clave para poder comenzar a comprender el abordaje de este trastorno. ¿Qué son obsesiones? Como explica Rivera, las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e indeseados (inapropiados), y que en la mayoría de las personas causan ansiedad o un malestar significativo. La persona intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, urgencias o imágenes, o bien intenta neutralizarlos mediante otros pensamientos o actos (por ejemplo, realizando una compulsión). Los pensamientos, impulsos o imágenes no se reducen a simples preocupaciones sobre problemas de la vida real.
¿Qué son compulsiones? “Las compulsiones son comportamientos (por ejemplo, lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones, etc.) o actos mentales (rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o como un arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente. El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar, o la prevención de algún acontecimiento o situación negativa. Sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir, o bien resultan claramente excesivos”, detalla el especialista.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
¿Cómo se diagnostica? ¿Se puede tratar? ¿Qué tratamiento existe? Preguntas válidas que por suerte tienen respuesta. En la actualidad el diagnóstico es clínico y es realizado por personal de salud mental. No existe análisis de sangre o imagen que puedan ayudar en el diagnóstico. “El tratamiento psicoterapéutico recomendado por las guías internacionales es la terapia cognitivo conductual con la técnica de Exposición y Prevención de la Respuesta. Esta técnica implica una exposición guiada, sistemática, repetida y prolongada a situaciones que provocan temor obsesivo, junto con la abstinencia de comportamientos compulsivos. Abstenerse de realizar rituales compulsivos es parte fundamental del tratamiento porque permite que el paciente aprenda por un lado, que el estímulo no es verdaderamente peligroso; y por otro, que la ansiedad, asco o malestar son seguros y tolerables, y que disminuyen por sí solos incluso si no se realiza el ritual”, detalla Rivera y explica que también existe tratamiento farmacológico. Lo que se utiliza para tratar el TOC son Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina (IRSS). Este es un grupo de fármacos que se utilizan también para otras indicaciones como ser la depresión y trastornos de ansiedad. La diferencia es que cuando se emplean para el tratamiento del TOC las dosis a utilizar son mayores.
¡VIVIR SIN SÍNTOMAS ES POSIBLE!
Como explica el director del Centro TOC Argentina, es posible vivir bien. “Un tratamiento adecuado debe tener como objetivo lograr que la persona quede libre de síntomas de TOC y eso se logra –en la mayoría de los casos– con un tratamiento psicoterapéutico y farmacológico adecuado llevado a cabo por profesionales de la salud mental que se dediquen al tratamiento del TOC”, concluye.
NO TODO ES TOC
¿Cuál es la diferencia entre las personas que tienen TOC y las que tienen conductas o pensamientos intrusivos? La gran diferencia es que el contenido de las ideas intrusivas obsesivas genera un efecto negativo como malestar, angustia, ansiedad, vergüenza o culpa. Además, siempre son las mismas ideas que vienen una y otra vez. La población general experimenta ideas intrusivas que van variando en su contenido y la repercusión emocional es distinta. Son síntomas que no condicionan fuertemente la conducta y, por lo tanto, no llega a ser diagnosticado como un TOC.
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