ANSIEDAD

ANSIEDAD

Calidad de Vida  -  10/08/2023

Bajar el ritmo, conectar con lo importante.

La ansiedad se multiplica en nuestro tiempo y podemos decir, sin duda, que es un signo de época. Una época que se caracteriza por la velocidad en la que vamos surfeando la vida cotidiana y donde nos enfrentamos con lo instantáneo, lo volátil, lo incierto. Vivimos un tiempo en el que el imperativo de la productividad no nos autoriza al recreo, al descanso, la demora. Todo es veloz. Y en la velocidad, generalmente, no podemos pensar. Como explica la licenciada Mercedes Austral (MN 67855) de la institución Fernando Ulloa, algo de la ansiedad se juega cuando no podemos armar una salida frente a aquellas cosas que sentimos que nos abruman, se nos vienen encima y nos dejan sin opción. En estas condiciones, tomar decisiones, a veces importantes y a veces superficiales, puede transformarse en un camino lleno de obstáculos, dificultades e imposibilidad. ¿Pero qué es la ansiedad? ¿Cómo bajar un cambio y vivir sin tanta anticipación?


ENTENDER DE QUÉ HABLAMOS

Muchas veces sentimos que todo se acelera a tal punto que hasta el corazón parece que se nos sale por la boca y nos sentimos agitados, temblamos, nos sudan las manos, sentimos náuseas y desesperación. Y no se trata de alguna afección orgánica. Se trata de la ansiedad que nos toca el cuerpo de tal manera que sentimos que todo lo invade. En la ansiedad se juega algo en relación con la anticipación. Eso que está más allá, que está por venir, se nos presenta con una urgencia que requiere que pensemos en ello, como si fuese necesario resolverlo ya. Y es en este punto donde empieza a hacerse difícil pensar”, explica Austral. Pero, en lo concreto lo que sucede es que como nos estamos anticipando, no tenemos herramientas para resolver ya mismo eso que nos preocupa. Y ante esta imposibilidad los pensamientos se van agolpando en nuestra mente y esa agitación precipita en el cuerpo. Y explica que, si bien la ansiedad no es lo mismo que la angustia, esta no es sin la angustia. “La angustia que nos genera un malestar que, muchas veces, perturba nuestra posibilidad de trabajar, hacer nuestras cosas, conectar con lo que nos gusta y lo que nos hace bien”, argumenta.


¿BAJAR UN CAMBIO?

¿Qué sucede si nos desaceleramos? ¿Qué pasa si bajamos un 10 o un 15% la velocidad de todo lo que hacemos en nuestra vida cotidiana? Para Austral, si pensamos la ansiedad relacionada con la velocidad que se nos impone en este tiempo, podríamos decir que es necesario bajar un cambio. Sin embargo, cada una de nosotras y nosotros tenemos una sensibilidad bien singular, una forma de habitar nuestro tiempo muy personal. Entonces, sería peligroso pensar que bajar un cambio como solución general puede servirnos a todas y a todos por igual. Hay casos en lo que imponer la demora, el descanso o el clásico “tranquilIzate”, resulta más perturbador y genera más ansiedad. “Lo interesante está en poder buscar lo que a cada uno puede hacerle mejor, puede ayudarle a resolver el malestar y tramitar la angustia. Sin embargo, es importante cuidar algunas cuestiones que nos ayudan a estabilizarnos en medio de tantas corridas: el buen dormir, el buen comer y la vida social amena y amigable son elementos que nos permiten diversificar y enriquecer nuestra vida Cotidiana”, explica. Y agrega que es clave pensar los problemas desde diferentes perspectivas y desenfocarnos por un rato de nuestras preocupaciones, para poder regresar a ellas después entendiendo con más precisión la gravedad o la envergadura de eso que nos preocupa. La ansiedad muchas veces funciona como una lupa que magnifica los problemas y las dificultades y los torna inabordables. Al menos en la percepción. Pero atentos: esto no quiere decir que desestimemos los problemas. Aquello que nos preocupa, por algo nos preocupa. La cuestión está en hallar, construir o inventar formas de abordar que no impliquen costos emocionales y hasta orgánicos evitables.


DÍA A DÍA

Para Austral, todos los hábitos y la forma en que los resolvemos diariamente impactan en nuestra salud física y emocional.Es interesante pensar en que alimentarse, dormir y vincularnos  con la naturaleza puede ayudarnos. Pero también, vincularnos con otros. Compartir espacios de encuentro con personas que nos den la oportunidad de hablar y escucharnos a nosotros mismos, encontrarnos con eso que nos apasiona, desplegar nuestro deseo. Animarnos a darle tiempo y espacio a lo que resulta valioso para cada una y cada uno, con honestidad y responsabilidad. Compartir nuestros problemas, pedir ayuda. Ayudar y dejarnos ayudar. Todo suma para que estos tiempos no nos corran al punto de poner en riesgo nuestra salud”, detalla.

Para finalizar, la especialista asegura que no hay una receta mágica que nos permita vivir mejor en estos tiempos convulsionados. Sin embargo, siempre en este tiempo sin tiempo, darnos el permiso para pensar en nuestras vidas, en qué perspectivas podemos construir, hacia dónde nos interesa dirigir nuestras acciones y proyectos, a quién podemos pedirle ayuda y a quién podemos ofrecerla… puede ser parte de una fórmula que nos permita una mejor calidad de vida y nos genere menos ansiedad.

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